Bruno, Pietro. Hay una gran cantidad de héroes de guerra que tienen un
pasado completamente desconocido. En muchas ocasiones se debe a la
destrucción de los archivos militares durante la guerra, o a que ha
pasado demasiado tiempo, o porque hubo historiadores que no tomaron nota
debida de los acontecimientos o que sencillamente no son recordados por
la situación política de su país. Qué más da el motivo. Lo único cierto
es que este problema se repite constantemente a lo largo y ancho del
mundo.
Bruno es el mejor ejemplo de ello. No sabemos nada de su vida, ni tan
siquiera su fecha de nacimiento, el lugar donde nació, la profesión de
sus padres. Nada. Es como muchos héroes anónimos de la Historia, brillan
en una única ocasión y su brillo nos deslumbra desde las brumas de
tiempos pasados como el residuo de una supernova de hace millones de
años. Debió de ser muy brillante, pero solamente los astrónomos pueden
tener un atisbo de cómo fue en realidad. Eso es lo que nos ocurre a los
historiadores con los héroes de guerra.
Sabemos que Bruno era oficial tanquista, además del líder de pelotón con
el rango de teniente, por lo que su edad debería rondar de los 21 a 25
años de edad aproximadamente en el momento en el que combatió con su
unidad en África en los compases finales de su vida, pero no adelantemos
acontecimientos aún.
Su pequeña unidad pertenecía al 10º Batallón de Tanques medios 13/40, y
dicha unidad fue constituida el 20 de diciembre de 1940. Debido a que
Bruno era líder de pelotón muy seguramente formaba parte de su unidad
desde prácticamente sus inicios. ¿Procedía de la academia de oficiales o
era un oficial reciclado de otras ramas del ejército italiano? No lo
sabemos.
Lo que si tenemos confirmado es que el 16 de mayo de 1941 el 10º
Batallón fue trasladado a la ciudad de Novara para mejorar la
experiencia de los integrantes de la unidad en misiones en terreno
montañoso. El entrenamiento terminaría en menos de un mes, hasta el 13
de julio de 1941. Este tiempo también sirvió para crear un espíritu de
hermanos de armas entre los integrantes de la unidad, espíritu de
hermandad que sería vital para acometer las duras pruebas a las que la
unidad se vería sometida en la guerra de África.
El 16 de julio de 1941 la unidad se trasladó hacia la ciudad italiana de
San Leonardo di Campagna donde la unidad se incorporaría al Regimiento
133º, formando así parte de la División Littorio Cisterna.
Entre octubre y noviembre de 1941 la División al completo realizaría
diversos ejercicios nocturnos. Finalmente, el entrenamiento llegaba a su
fin. El 14 de diciembre de ese mismo año, la unidad se ponía en marcha
rumbo a África desde el puerto napolitano de Brindisi.
El 13 de enero de 1942, el batallón llegó a la ciudad de Castelbenito,
en Libia, poniendo por fin pie en el continente negro. Después de
algunas escaramuzas con los británicos la unidad fue equipada con los
nuevos tanques M14/41. Hay que recordar que el M14/41 fue considerado
por los italianos como un tanque medio, a pesar de pesar solamente 13
toneladas, aunque estaba bien armado con un cañón principal de 46
milímetros y su principal ventaja era su motor diésel de bajo consumo.
El principal problema fue que esta era la “última pieza de tecnología”
tanquista de los italianos, modelo que estaba completamente obsoleto con
respecto a los tanques más avanzado del resto de países beligerantes.
El asunto es que al recibir este nuevo tanque, el Batallón acorazado
pasaría a llamarse 10º Batallón Medio Acorazado 14/41. El 21 de abril de
1942, el batallón fue asignado al 132º Regimiento y fue enviado, por
fin, al teatro de operaciones y combates. El 5 de mayo, el batallón
estaba en Leptis Magna y el día 25 de mayo de 1942, el batallón está
listo para el combate. En ese momento, la unidad se componía de 24
oficiales, 465 suboficiales y soldados, además de 51 tanques 14/41, y 15
vehículos de diversa categoría. El 26 de mayo la unidad se puso en
marcha sin parar durante la tarde de ese día, además de continuar su
desplazamiento por la noche. El objetivo de esta maniobra era que las
dos compañías de tanques estuvieran disponibles para el X Cuerpo de
Ejército que se encontraba en combate con los británicos. Por lo tanto,
el apoyo de la infantería y los tanques era fundamental. Gracias a la
rápida maniobra y acción de los tanquistas, los dos cansados regimientos
pudieron reunirse con el resto del batallón en la ciudad de Bir Hacheim
en la madrugada del 27 de mayo.
A pesar de que las tropas habían realizado una larga macha, los
batallones 8º y 9º atacaron las defensas enemigas de la zona y el 7º
batallón tuvo que ayudar a cerrar las brechas dejadas por el avance de
las otras dos unidades. El 7º Batallón se toparía con un campo de minas y
una tenaz resistencia del enemigo por lo que sufrió graves pérdidas,
llegando incluso a perder al Comandante de la 7ª Compañía y al Oficial
del Primer Pelotón. En esta primera toma de fuego contra los británicos
los italianos sufrieron directamente el terror de la guerra: 3 muertos, 2
heridos, 42 desaparecidos y 15 vehículos perdidos.
El avance hacia la fortaleza enemiga del 10º Batallón continuó con un
nuevo ataque a media tarde, pero el fuego de la artillería y los
bombardeos aéreos hicieron prácticamente cualquier movimiento. 20 horas
después de inicio de esta batalla, el batallón avanzó con los restos
del 8º y 9º Batallón, llegando por fin a Bir El Harmat, una posición a
unos doce kilómetros al noroeste de Bir Hakeim. ¿Y dónde está Bir
Hakeim? Pues se trataba de un minúsculo oasis en medio del desierto de
Libia, en el cual se construyó un fortín turco que estaba abandonado.
¿Qué se encontrarían las fuerzas italo-germanas en Bir-El Harmat? Allí
les aguardaban en improvisadas defensas construidas en menos solamente
20 días a 400 voluntarios de la brigada judía bajo las órdenes del Mayor
Liebmann. La unidad había sido asignada a la defensa de este lugar en
medio de la nada a principios de mayo de 1942. La unidad no tenía
armamento pesado o equipo antiaéreo. Lo único que pudieron hacer fue
crear varios campos de minas alrededor de sus defensas para evitar el
ser rodeados por las fuerzas enemigas, pero los alemanes e italianos
rodearon dicha posición, en el mismo momento en el que también era
asediada la posición inglesa de Bir Hakeim al norte.
La unidad rodeó junto con otros batallones italianos la posición
defensiva británica el 28 de mayo de 1942, dando inició a los combates
para eliminar la resistencia enemiga. A pesar de bombardeos por parte de
los Stukas y de varios ataques coordinados, los británicos aguantaron,
causando pérdidas a los italianos gracias a los campos de minas. El
informe de la unidad de Pietro Bruno indica que se perdieron varios
vehículos este día por fuego de artillería enemiga… ¡cuando sabemos
perfectamente que los 400 hombres sitiados no disponían de ningún
armamento pesado! Todas las bajas se debieron a la mala planificación
italiana del ataque y también por no haber podido realizar una
exploración inicial del terreno en busca de campos de minas.
El 29 de mano, el Batallón es movilizado a unos 5 kilómetros de Bir el
Tamar, en un punto llamado Hagiag Es Sidra, donde se reunieron con el 8º
Regimiento de Infantería por orden expresa de Erwin Rommel. Lanzaron
una nueva ofensiva, apoyados en esta ocasión por varias unidades de
artillería alemana, consiguiendo que los británicos se retiraran, por
fin, dos kilómetros pero las fuerzas italianas serían rechazadas de
nuevo. Se realizarían nuevas contraofensivas, aunque de nuevo las
escasas fuerzas aliadas pudieron detener a los italianos.
En los días siguientes los italianos permanecieron sin apenas actividad,
salvo algunos intentos aislados de pequeñas unidades blindadas inglesas
que intentaron romper desde fuera el asedio a la posición sitiada, pero
la situación se mantuvo estable hasta el 4 de junio de 1942 gracias a
la 21ª División Panzer, la División Italiana Trieste y otras unidades
auxiliares.
Durante la noche del 4 de junio, el 10º Regimiento de Bruno y el 5º
Batallón se enfrentaron a una contraofensiva compuesta de infantería y
tanques enemigos, aunque los británicos se retiraron con graves
pérdidas. En estas acometidas los italianos solamente perderían 3
tanques. En los días siguientes los británicos golpearon con artillería
las posiciones italianas.
El 10 de junio se acaba la resistencia de Bir Hacheim y los italianos
inician, junto a sus aliados ingleses, la persecución de las dispersas
tropas británicas. De aquellos 400 judíos el 75% ha perecido contra los
italianos, oponiendo una tenaz resistencia que no pudieron vencer. La
retirada aliada no se debió al empuje de las tropas del Eje, sino porque
los pocos defensores que aún quedaban en pie recibieron la orden de
retirarse. Esta minúscula unidad que había sido una espina clavada en la
bota de Rommel consiguió retrasar el avance del Zorro del Desierto y de
la unidad de Pietro Bruno durante 10 días, tiempo fundamental que
sirvió a los británicos para fortalecerse en posiciones más retrasadas
del frente.
Esta victoria sobre los británicos y otros ataques contra algunas
unidades dispersas sirvió para tomar la ciudad de Tobruk el 21 de junio
de 194. Bruno y sus compañeros celebraron con vítores tan importante
victoria. Pero la celebración de la victoria iba a durar bien poco,
pues la guerra aún distaba mucho de haber acabado, dado que el principal
objetivo de las fuerzas del Eje era la toma de Egipto. A las 7 de la
mañana del día siguiente, las unidades italio-germanas se pusieron de
nuevo en movimiento, consiguiendo llegar a las 22.00 horas de aquel día a
la frontera egipcia. Los italianos tendrían tiempo de descansar durante
todo un día, después de la extenuante marcha del día anterior. El día
24 se ponen de nuevo en marcha, cruzando la frontera egipcia. Durante
los días siguientes recibirían fuego de artillería y bombardeos aliados.
Algunos carros se perdieron, pero la pérdida más importante fue la
muerte del general E. Belsasar.
El 2 de julio, después de los rápidos avances de los días previos, los
británicos por fin oponen fuerte resistencia, y todas las maniobras se
ven retrasadas debido a la falta de suministros. El 3 de julio las
fuerzas del Eje son detenidas cerca de El Qattara24 . Ese día, la unidad
hace su recuento de pérdidas: 24 muertos, 122 entre heridos y
desaparecidos y 46 tanques destruidos hasta el momento.
En los siguientes meses los italianos no consiguen avanzar y son
hostigados por bombardeos aliados, aunque las pérdidas son mínimas.
El 23 de octubre, con las tropas italianas ya en posiciones más
retrasadas, pues perdieron gran cantidad del territorio ganado a los
británicos, llegan 3 nuevos oficiales de reemplazo. Son las seis de la
tarde y hace un calor insoportable, incluso para ser 23 de octubre. El
desierto no perdona. Con una garganta reseca, con el sudor recorriendo
todo su cuerpo, el Teniente Pietro Bruno se incorpora como oficial de
refuerzo en la unidad en la que pasaría a la Historia.
El bautismo de fuego de Pietro Bruno se producía instantes después,
concretamente a las 21.40 horas, cuando el estruendo de los cañones
ingleses rompía la noche. Los soldados corrieron para buscar cobertura y
Bruno salvaría milagrosamente la vida al sobrevivir al impacto de
varios obuses cerca de su cobertura. El novato teniente ya había
aprendido la lección, la muerte podía sorprendente en cualquier esquina
del campo de batalla, incluso 2 horas después de iniciar tu carrera
militar en el frente. Pero Bruno sobreviviría para poder guerrear contra
los británicos. A pesar de que el Batallón estuvo en estado de alerta
durante aquel día y los días siguientes los italianos no volverían a
moverse de sus posiciones hasta el día 2 de noviembre, tiempo que Bruno
aprovechó para confraternizar con sus nuevos compañeros, y especialmente
con su dotación de su carro blindado. Aunque no lo sabemos con certeza
es muy probable que la tripulación del carro asignado a Pietro fueran
veteranos de las fuerzas originarias que había tomado Tobruk y que
habían perdido a su oficial al mando en uno de los muchos habituales
raids británicos, pues el Diario de Campaña de la División comenta en
sus páginas pérdidas de oficiales con bastante regularidad.
15:00 horas de aquel 2 de noviembre. Un sol abrasador sobre el desierto
de Libia. El batallón italiano compuesto por 16 oficiales (uno de ellos
el protagonista de estas líneas), 49 suboficiales y 207 soldados, que
cuentan con 37 tanques M14/41, 22 camiones y 3 motocicletas, se pone en
marcha. El convoy se pone en movimiento, llegado a la mañana del día
siguiente a Deir Abu Marakiz, es decir, los italianos volvían a ceder
terreno a los británicos.
Este movimiento también fue parte de la preparación de una ofensiva
contra los británicos, dado que el 4 de noviembre, con fin de poder
avanzar hacia el lado suroeste de las líneas británicas, el batallón se
preparó para el ataque entre una zona cerca de la ciudad de Deir El
Murra donde, organizada en formación de combate, se dirigió al sur
hacia Tel el Aqqir, mientras la División Littorio y la 15ª División
Panzer convergían desde el norte, pero la violenta reacción británica
forzaría a la retirada de las tropas del Eje en la que pasaría a ser
llamada la Segunda Batalla del Alamein.
A las 05.45 de la mañana, aparecieron en el horizonte recortados por el
sol emergente del desierto, las siluetas de una gran cantidad de
enemigos blindados desde el noreste. Los británicos comenzaron a
presionar el flanco izquierdo italiano, a la vez que caía sobre estos
una gran cantidad de fuego de artillería. Los italianos, sin saber que
hacer reciben una llamada por radio a las 07.30:
«¡Órdenes! ¡Resistir hasta el final!
¡Viva el duce! ¡Viva Italia!»
Mientras solamente algunos vehículos reciben estas órdenes, dado que hay
que recordar que no todos los vehículos blindados italianos tenían
radio, unos 250 vehículos blindados enemigos y más una docena de piezas
de artillería autopropulsada llegan a las posiciones italianas. A las
8.00 de la mañana la artillería enemiga vuelve a hacer acto de presencia
castigando a las ya debilitadas fuerzas italianas. Ya a las 09.00 de la
mañana la situación es prácticamente insostenible, dado que solamente
algunas unidades italianas pueden hacer frente a los Sherman. Las
escasas unidades que aún quedan en pie reciben, por fin, la orden de
retirarse un kilómetro al sudoeste de la posición que aún,
fanáticamente, defendían.
Tal y como indica el Diario de Campaña del Décimo Batallón es cuando la
figura de Pietro Bruno hizo acto de aparición. Durante la lucha
constante contra los Sherman británicos su tanque había sido impactado,
pero aún estaba operativo. La manga de su camisa estaba cubierta por la
sangre reseca que le manaba por una herida en el hombro izquierdo. Se
levanta con su único brazo sano sobre la torreta de su vehículo blindado
para ver las caras de los tripulantes de los pocos tanques italianos
que aún quedan disponibles. Se le había asignado defender aquella
posición para que el resto de los miembros de su unidad que se
encontraban en retirada pudieran hacerlo y así sobrevivir a la embestida
enemiga. No sabemos que palabras pronunció pero fueron lo
suficientemente para que sus compañeros continuaran la lucha, pero debió
de ser breve, debido al fuego intenso y a los tanques enemigos que les
estaban atacando en ese momento, aunque suponemos que fue algo así:
«¡Nuestros compañeros dependen de nosotros!
¡Debemos defenderles a toda costa!
¡por italia y por la división ariete!
¡al ataque camaradas!»
Efectivamente, las escasas fuerzas en lugar de retirarse aún más
cargaron a la voz del Teniente. Voz que se vio apagada por las
explosiones, disparos y tanques en movimientos por todas partes. Los
escasos carros blindados italianos se lanzaron en una desesperada carga
que sorprendió a las numerosas fuerzas británicas. Los primeros impactos
consiguieron destruir los tanques de la vanguardia enemiga. Los
ingleses tardaron algunos minutos en coordinarse para tratar de detener a
los rápidos tanques italianos.
El tanque de Bruno conseguía poner fuera de combate a uno, dos enemigos…
¡parecía que podían incluso obligar a las fuerzas enemigas a retirarse!
Pero poco a poco la poderosa superioridad numérica y mejor calidad de
los Shermans aliados comenzó a ser palpable en el campo de batalla.
Tras las pérdidas iniciales los británicos comenzaron a responder el
fuego con fuego. Un proyectil cayó cerca del tanque de Bruno, y la
metralla le hirió de nuevo, en esta ocasión en la frente pero no lo
mató.
En lugar de retirarse, ordenó continuar hacia el centro de la formación
enemiga. Los británicos giraron sus torretas hacia aquel solitario
tanque y abrieron fuego. Tras uno o dos impactos el tanque comenzó a
arder, matando a todos sus tripulantes, incluyendo a Pietro Bruno.
A las 11.30 los británicos reanudaron su ataque contra las posiciones
italianas, obligando a las fuerzas italianas a retirarse aún más. A las
14.00 horas, solamente quedaban operativos 12 tanques del 10º Batallón. A
esa hora, se les ordena retirarse 600 metros para tratar de contactar
con el 9º Batallón, pero ya es tarde.
En esas nueve largas horas de combate el orgulloso batallón es solamente
una sombra de lo que era con la pérdida de 22 tanques con sus
respectivas dotaciones.
La retirada continúa para intentar enlazar el 9º con el 10º Batallón y
cuando este llegó a producirse, de aquellos 12 tanques solamente quedan
6. Segundos después se unió a tan exiguo grupo 2 artillerías
autopropulsadas del 5º Batallón, todo lo que queda del mismo. A las
15.30 es emitido el siguiente mensaje de la División Ariete al Estado
Mayor alemán:
«Tanques enemigos han hecho irrupción al sur de la Ariete, con lo que la
Ariete ha quedado rodeada. Se encuentra a unos cinco kilómetros al
nordeste de Bir el Abd. Los tanques de la Ariete combaten.»
El sacrifició de Bruno y sus compañeros de poco sirvió, dado que en
torno a las doce de la noche del 4 de noviembre solamente quedaban
disponibles 5 tanques. Las escasas unidades al mando del capitán Ezio
Cereda fueron rodeadas por una columna británica y las últimos tanques
del orgulloso 10º Batallón hincaron la rodilla ante los aliados. Era la
última batalla para la unidad, tal y como lo fue horas antes para Pietro
Bruno. Era el 5 de noviembre de 1942. 20 oficiales, 365 suboficiales y
soldados caidos en combate, además de la pérdida de 51 carros de
combate durante la ofensiva británica.
Aquel grito y discurso enfervorecido que animó a las unidades italianas a
seguir combatiendo, (además de su sacrificio para tratar de salvar a
sus compatriotas) sería recompensado con la Medalla de Oro al Valor
Militar a título póstumo, la condecoración más importante del ejército
italiano. En la mención de la concesión de la Medalla de Oro al Valor
Militar de Pietro Bruno podemos leer lo siguiente:
«El comandante de Pelotón M. 14/41 Pietro Bruno, confirió a las
tripulaciones carristas el espíritu para alcanzar la victoria a través
del sacrificio. En reconocimiento a su ofensiva, atacado por numerosos
tanques enemigos, no rechazó combatir a pesar de su escaso número contra
una cantidad abrumadora superior de enemigos el día anterior [...]. A
pesar de estar herido, fomentó el espíritu de lucha gracias a su
serenidad y fuerte ardor combativo. Elegido por su valentia se le asignó
la protección del batallón al que pertencia. [...] Consciente y
orgulloso de la complicada misión que se le había conferido,
despreciando el riesgo desde lo alto de su torreta instó a sus camaradas
y tripulación a continuar luchando duramente. A pesar de la dureza del
fuego enemigo persistieron en su decisión de atacar al enemigo, al cual
le infringieron graves perdidas al verse sorprendidos por tal audacia.
Herido de nuevo en la cara a causa de la metralla se mantuvo en su
puesto luchando en aquella acción desesperada. Su vehículo blindado fue
impactado, y tuvo un glorosio final envuelto en fuego cuando su carro se
incendio, muriendo así este grandioso joven lleno de generosidad y
audacia. Bir el Abs (A. S.), 3-4 de noviembre de 1942.»
El impresionante sacrificio de la División Ariete y de una gran cantidad
de tanques y soldados sería recordado por los alemanes con suma
gratitud, en especial por el máximo responsable de las tropas del Eje en
África, Erwin Rommel. Sirvan estas últimas palabras con aquellos que
lucharon codo a codo con los alemanes y que la Historia ha olvidado. Es
cierto que defendian una causa equivocada, pero hay que reconocer el
extremo valor que mostraron las fuerzas italianas durante aquell
contienda, y que es el mejor resumen de la corta y fulgurante vida de
Pietro Bruno:
«Con la División Ariete perdimos a nuestros más antiguos camaradas italianos,
de los que, es justicia obligada el reconocerlo, nos dieron
siempre más de lo que podían dar con su escaso armamento.»
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